Durante su cocción, la pasta pierde almidón favoreciendo que se pegue entre sí misma, es por eso que el agua donde vayas a cocinarla debe ser abundante.
Para calcularla puedes seguir una fórmula muy sencilla: Coge el peso de la pasta que vayas a cocinar, multiplícalo por 10 y obtendrás el agua necesaria para tu preparación.
100g de pasta x 10 = un litro de agua como mínimo.
Recuerda que la pasta solo debe adicionarse después de que el agua hierva.